ryan giggs

Famosos y Twitter: ¿todos a la cárcel?

Como diría cierta persona, se va a liar parda con esto de las redes sociales y las informaciones que salen en las mismas. Si hace poco era condenado un español por los comentarios injuriosos que terceras personas vertían en su página web, ahora resulta que los famosos, incapaces de controlar sus vidas privadas, quieren controlar las informaciones que se vierten sobre ellos en lugares como Twitter. Todo a raíz de un escarceo amoroso del veterano jugador del Manchester United, Ryan Giggs. No veo qué culpa tienen los usuarios de internet de que este señor, que ya tiene una edad, sea un adúltero y le sea infiel a su mujer. Digo yo que la culpa será suya y solamente suya, ¿no? Para que la gente me entienda de un modo mejor, nada circula en internet sobre una relación adultera de Raúl González Blanco, así que él no tiene de qué quejarse puesto que todo, hasta el momento, son alabanzas hacia el ex jugador del Real Madrid.

De hecho, es como si ahora mismo Ryan Giggs me demandase a mí, pobre infeliz, por republicar un artículo que ha editado un medio de comunicación español como El Mundo. Ni siquiera por dar mi opinión puede hacerme nada, solo faltaría que por ser veraz y opinar dentro del respeto algún juez pudiese condenarme a mí o a los 75.000 usuarios de Twitter que han dado alguna opinión sobre el adulterio de este futbolista.

No hay que estar contra Twitter ni contra la libertad de expresión o información. De hecho, ni siquiera creo que haya que estar contra la infidelidad o el adulterio, pero cada cual ha de ser responsable de sus actos. El adúltero paga, no se puede matar al mensajero. Ryan Giggs es un adúltero. Y no difamo, solo me ciño a la realidad.

El veterano futbolista del Manchester United Ryan Giggs ha sido identificado como el deportista que solicitó y ganó un mandato judicial para evitar la difusión de informaciones sobre una supuesta relación adúltera. Un secreto a voces en sitios como Twitter. Mientras, la prensa británica ha criticado el creciente uso de las ‘super injunctions’ (traducido como súper órdenes), por las que se impide la publicación de historias perjudiciales para los famosos e incluso, se prohíbe que los periodistas informen de que se ha producido dicha orden.

Después de días rumores, el nombre de Giggs fue mencionado en el Parlamento por el diputado John Hemming, que hace campaña en favor de la libertad de expresión y en contra de los mandatos judiciales que impiden la difusión de informaciones sobre la vida privada de personas famosas que quieren proteger su intimidad.

Hemming mencionó a Giggs afirmando que no sería práctico encarcelar a las 75.000 personas que ya le han nombrado a Twitter como el deportista que presuntamente tuvo una relación con la estrella del programa de televisión «Gran Hermano» Imogen Thomas. De hecho, según el diario The Guardian, el tráfico de Twitter se disparó el pasado fin de semana, especialmente aquel relacionado con Giggs.

El diputado decidió utilizar su inmunidad parlamentaria para identificar al futbolista, minutos después de que el Tribunal Supremo decidiera rechazar el levantamiento de la prohibición a los medios para publicar lo que era desde hace días un secreto a voces.

Reforma legal a la vista

Mientras, el primer ministro británico, David Cameron, ha prometido querevisará las leyes de privacidad del país por el aumento de demandas entre los medios de comunicación de Reino Unido y los famosos, y entre los usuario de Twitter y del poder judicial.

Cameron aseguró durante una entrevista televisada que «esta situación en la que los periódicos no pueden publicar algo de lo que todo el mundo habla es insostenible». «El peligro es que los fallos de los tribunales creen una nueva ley, que en realidad debe realizarse en el Parlamento», añadió.

‘The Herald’, un periódico de Escocia, en donde existe un sistema legal diferente, publicó el domingo una foto de un jugador inglés con los ojos tapados por una tira negra en la que aparece la palabra «censurado» en letras mayúsculas. Junto con la foto, aparecía un artículo en el que consideraba que era «insostenible» que se prohibiese informar de que dicho hombre es una de las personas inmersas en un caso de escándalo sexual, después de que haya sido identificado por cientos de usuarios de Twitter.

Estas últimas semanas, los diarios ingleses han realizado referencias veladas sobre los implicados en los escándalos como respuesta a la órdenes judiciales ya que los lectores, cómo ya han leído las noticias en Internet, saben de quién se habla gracias a los mordaces comentarios.

Contra Twitter

Los abogados que representan a dicho jugador anónimo han pedido a la red social Twitter que les proporcione información de los usuarios que han publicado detalles sobre su vida privada. El caso tiene su relevancia ya que, según la BBC, al estar próxima la apertura de una oficina de Twitter en el Reino Unido, expone a la compañía frente a los tribunales británicos: ya no podrá excusarse en que sólo se somete a la legislación de EEUU.

Los famosos británicos han intentando mantener su vida privada en secreto pidiendo que los tribunales aprueben órdenes estrictas, pero los usuarios de Twitter han publicado dichas demandas en la Web.

Además, los políticos han utilizado su inmunidad parlamentaria para informar de que el ex director del Royal Bank of Scotland Fred Goodwinhabía pedido que se aprobase una de esas órdenes restrictivas. Goodwin recibió muchas críticas después de que la entidad aprobase una generosa pensión a pesar de que el banco necesitaba un rescate del Estado.

Muchos críticos con estas órdenes judiciales aseguran que los tribunales se están usando para recortar la libertad de expresión y defender a los famosos de los medios. Los que están a favor aseguran que se pretende defender el derecho a la privacidad de las personas.

El primer ministro escocés, Alex Salmond, declaró este lunes que los tribunales ingleses no deberían perseguir a ‘The Herald’ por publicar la foto del jugador. «Me parece que el Derecho inglés, las órdenes inglesas no pueden aplicarse en el mundo moderno», denunció.